Cuento del Rey Melchor - Recursos educativos - Cuentos Navidad
Juana era portera en una casa de señorial aspecto. La pobre mujer era viuda y tenía dos hijos, llamados Carmen y Luis.
Carmen, por ser mayor que su hermano, ayudaba a su madre en el trabajo de la casa, mientras el pequeño Luis jugaba tranquilamente.
Todas las mañanas, cogiditos de la mano, los dos niños iban al colegio. No cruzaban la calle hasta que el guardia urbano les daba paso.
Juana y sus hijos se hubiesen sentido felices de no haber sido por el mal carácter de don Ramón, el propietario de la casa.
Don Ramón vivía en el principal y cuando estaba en su piso, sus empleadas de hogar temblaban temiendo sus regaños y mal humor.
Antes de irse a la cama, Carmen y Luis rezaban al Niño Jesús y le decían:
-¡Haz que don Ramón sea bueno y no se enfade con mamá.
La víspera de Reyes escribieron al Rey Melchor pidiéndole juguetes, y al final de la carta de pedían que hiciese bondadoso a don Ramón.
Ilusionados, los dos hermanitos, dejaron la carta sobre la mesa y prepararon sus zapatos y el cubo de agua y la paja para los camellos.
Una vez los niños en cama, entró don Ramón en la portería y vio la carta abierta. Curioso quiso leerla...
Al ver que Carmen y Luis rezaban por él, se quedó muy emocionado. Y al estar solo en su casa, lloró arrepentido.
A la mañana siguiente, la alegría de los niños fue muy grande. ¡Tantas cosas encontraron en el balcón! ¡Qué bueno había sido el Rey Melchor!
Pero esto no fue todo. Porque desde aquel día don Ramón no volvió a regañar a nadie y quiso mucho a los niños y a todo el mundo.