Los labios constituyen la zona más sensible y frágil de la cara; son receptores sensibles, sufren las variaciones de temperatura, dilatándose y retractándose con mucha rapidez y produciendo sequedad e incluso irritación.
Los labios carecen de película que impide la deshidratación, por este motivo, el agua se evapora fácilmente y necesitan ser hidratados constantemente.
Todas estas características hacen de los labios una zona necesitada de atenciones constantes que pueden resumirse en tres actos: protección, hidratación y prevención antienvejecimiento.
Los cuidados diarios deben incluir también desmaquillarlos si se ha utilizado barra de labios.