Nuestros hijos nos piden que les compremos el móvil cada vez antes, habitualmente entre los 10 y 12 años, aunque esta edad se va adelantando.
Ante lo inevitable de que nuestro hijo nos pida que le compremos el móvil, los padres debemos tener un criterio formado al respecto y saber que, a la hora de darle un móvil, se deben establecer las normas de uso, sobre todo el cuánto y el cuándo deben utilizarlo. En estas edades, el control sobre el móvil deben tenerlo los padres.
No se puede recomendar una edad exacta a la que los hijos deben o no tener móvil, cada niño, cada familia y cada situación son diferentes; por lo tanto, lo que puede ser válido para un niño, puede no serlo para otro. Si nos guiamos por el sentido común, podremos permitir que nuestro hijo tenga móvil cuando le resulte necesario, algo poco frecuente. Como a menudo quieren un móvil a toda costa, “todos en mi clase tienen móvil menos yo” y les genera bastante ansiedad el hecho de no tenerlo aunque no les resulte para nada necesario, una buena idea puede ser que utilicen, en determinadas ocasiones, un teléfono móvil de la familia. Puede ser que le prestemos el nuestro o que dispongamos de un terminal extra que no pertenece a nadie en concreto, sino que está disponible para que lo use el que lo necesite (el día que sale con los amigos, si va solo en transporte público, cuando nos interese que esté localizable, etc.).
En algunas ocasiones les prometemos el móvil cuando cumplan una determinada edad, sin pararnos a pensar si realmente le hace falta antes o no le resulta necesario a esa edad. Como nuestro objetivo es que hagan un uso razonable del teléfono móvil, debemos comenzar siendo razonables. Las siguientes directrices pueden servir de orientación en esta tarea:
- El teléfono móvil debe estar apagado en lugares donde no esté permitido su uso. También en casa mientras estoy con mi familia, estudio o duermo.
- Observar el uso que nuestro hijo hace del móvil. Un ejemplo de buen uso del móvil es dar prioridad a la/s persona/s con las que estamos hablando físicamente, frente a la persona que nos llama al móvil.
- Enseñar a que se utilice sólo cuando sea necesario y no haya otra forma de comunicarse.
- Procurar que las conversaciones sean cortas.
- Poner un límite de gasto mensual y de tiempo de uso del móvil.
- Hacerle responsable del gasto que genera su móvil.
- Para que se haga responsable del gasto, es necesario que conozca las tarifas de cada una de las acciones que realiza con el teléfono: horarios de llamadas, establecimiento de llamada, minutos de conexión, enviar mensajes de texto, enviar mensajes multimedia, descargas, etc.
- No permitirle superar estos límites de tiempo o dinero establecido.
- Exigirle que apague el teléfono cuando no lo necesite o no pueda utilizarlo.
- No permitirle que realice descargas de videos, politonos, etc. o intercambio de archivos de forma continua o como norma habitual.
- Infórmele de los riesgos que conlleva tener el Bluetooth activado. Cualquiera podría enviarnos un virus que termine de manera fulminante con el móvil. Debe activarlo sólo para intercambiar algún archivo y luego volver a desactivarlo.
- Debemos intentar que el teléfono móvil no nos separe de nuestros hijos.
Fuente: LaRiojaSalud