Durante los primeros días después del nacimiento de tu bebé, tu cuerpo va a producir calostro, una especie de "pre-leche". Para algunas mujeres, el calostro es espeso y amarillento. Para otros, es más claro y acuoso.
El calostro contiene muchas propiedades protectoras, incluyendo sustancias inmunes para reforzar el sistema de tu bebé y que no se encuentran en la fórmula infantil. El flujo de calostro es muy lento, lo que permite que tu bebé aprenda a mamar, y también la forma de coordinar la succión, la respiración y la deglución.
Cuando lleves de tres a cuatro días amamantando a tu bebé, empezarás a notar que tus senos están menos blandos y más firmes a medida que el calostro vaya dando paso a la leche materna propiamente dicha, la cual al principio tendrá un aspecto similar al de la leche desnatada. Durante los primeros 10 a 14 días, tus senos producirán leche de transición, que dará paso a la leche madura.
Durante este tiempo, la cantidad de leche que tu cuerpo produce aumentará, en respuesta a las succiones de tu bebé. La producción de leche dependerá de la estimulación que tu cuerpo reciba. En otras palabras, cuanto más amamantes, más leche producirá tu cuerpo.
Si has tenido a tu bebé mediante cesárea puede ser que necesites más tiempo para producir leche. A veces, sin razón aparente, la leche puede tomar más tiempo en subir. Esto es perfectamente normal y por lo general no es motivo de preocupación, pero asegúrate de informar a tu médico. Los bebés recién nacidos no necesitan mucho más que un poco de calostro durante los primeros días, pero es posible que el pediatra de tu hijo quiera asegurarse de que el pequeño está alimentándose lo suficiente. Puede irle bien amamantar al bebé más frecuentemente, ofreciéndole el pecho cada dos o tres horas.
Si pasan 72 horas del nacimiento de tu bebé, y no te ha subido la leche, debes hablar con tu médico.
No te alarmes si tu bebé baja de peso al principio. Los bebés suelen perder el 7% de su peso al nacer.