La salida de los dientes de leche es un proceso que varía mucho de unos niños a otros. La erupción del primer diente, generalmente un incisivo, sucede alrededor del sexto mes.
Pero hay muchas diferencias, algunos bebés a los 5 meses han empezado y otros pueden retardar la primera salido incluso a los 12 meses. Los padres deben tener en cuenta que cada bebé tiene un ritmo y que todo es normal.
Serán un total de 20 dientes los que completen esta primera dentición de leche. El proceso concluye alrededor de los 30 meses, con la erupción de los segundos molares.
Igualmente hay muchas diferencias en las molestias que ocasionan a los niños. A algunos bebés no les altera en absoluto, salvo por un ligero babeo, cierta irritabilidad. Y a otros, por el contrario, les molesta sobremanera, les altera el humor, el apetito.
En ocasiones las encías se inflaman incluso dos meses antes de que el diente aparezca, ello ocasiona ansiedad en el pequeño, y una necesidad constante de llevarse todo a la boca, para aliviar la molestia o incluso el dolor.
Son muy recomendables los mordedores fríos, que se meten previamente al frigorífico. Les refrescará la zona y les aliviará mucho frotarlo contra la encía dolorida y morderlo. Un masaje con el dedo de papá o mamá también relajará al bebé.
Las molestias más habituales que sufren cuando algún diente está saliendo son:
- Pérdida de apetito.
- Dolor e inflamación de la encía.
- Babeo continuo, puede que se lo trague o que esté continuamente echando babas. Estas babas son muy irritantes, por lo que habrá que limpiarlas continuamente e incluso aplicar cremas hidratantes para evitar irritaciones o escoceduras.
- Como consecuencia de tragar tanta baba las deposiciones pueden irritar más el culito del bebé. Se deben hacer cambios de pañal frecuentes, aplicar cremas indicadas para la zona.
- Necesidad de morder, chupar, y frotarse él mismo las encías.
- Mayor irritabilidad.
Si el bebé hacia los 8 meses ya tiene algunos dientes, y ha iniciado la alimentación complementaria, es interesante que comencemos a tener una cuidada higiene. Al principio se pueden limpiar con una gasita húmeda, diente a diente, después de cada comida. Debemos evitar que se queden dormidos con el biberón o el pecho en la boca, pues está demostrado que esto puede provocar mayor incidencia de caries en los dientes de leche.
A partir del primer año, con mayor cantidad de dientes, se puede empezar a utilizar un cepillo de cerdas suaves, pero sin dentífrico, solo con agua.
A medida que vaya creciendo podemos dejar que ellos intenten limpiarse solos los dientes, para que vayan practicando el hábito de la higiene dental.
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