La obesidad infantil se ha convertido en causa de preocupación de padres y profesionales sanitarios, ya que en los últimos 15 años se ha triplicado el número de niños que padecen este trastorno.
La obesidad es una acumulación excesiva de grasa corporal. Si el peso supera el 20% del peso ideal (según sexo y edad de la persona) estaremos hablando de obesidad.
Es casi un problema social, las familias adoran tener un niño gordito, parece que es síntoma de lo bien nutrido y alimentado que está. Por el contrario, un niño delgado o sin los típicos pliegues de bebé es visto como un niño enfermizo. Pero cada persona, desde su niñez tiene una constitución física, lo importante es llevar una buena y variada alimentación.
La obesidad está declarada como una enfermedad emergente en nuestro país. España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con trastornos de peso. Se ha alcanzado el 16% de casos en niños de entre 6 y 12 años.
El problema se centra en los hábitos alimenticios. Los niños cada vez consumen más productos industriales, más bollería, y hacen menos actividades físicas.
Es muy importante que en casa se favorezca el consumo de frutas, verduras, carnes magras, legumbres, pescados frescos. Evitar lo máximo posible los alimentos precocinados, las chucherías, bollería industrial. No debemos olvidar que somos lo que comemos.
La falta de tiempo, las prisas, los horarios laborales interminables contribuyen a que se dedique menos tiempo a elaboración de una comida sana y con pocas grasas. Pero es indispensable centrar nuestra atención en inculcar a nuestros hijos unos hábitos alimenticios saludables.
El cambio de actividades de ocio que estamos sufriendo también está influyendo negativamente a nuestros niños. Televisión, videojuegos, están sustituyendo, en algunos casos, a las actividades deportivas o al juego en el parque. Los niños necesitan hacer ejercicio. Pasar la tarde en el parque, actividades extraescolares deportivas, son indispensables para hacer que nuestros hijos gasten grasas, además de ser un elemento indispensable en su socialización y desarrollo emocional.
La obesidad trae de la mano otras enfermedades y problemas que arrastrarán en su vida adulta: diabetes, hipertensión, colesterol, trastornos hepáticos. Y esto traerá a su vez problemas psicológicos: baja autoestima, culpa, poca aceptación social, aislamiento.
Tenemos a nuestro alcance la solución a este gran problema: buenos hábitos alimenticios y ejercicio físico.