La mayoría de los adolescentes no duermen lo suficiente, generalmente porque sus horarios están sobrecargados o pasan mucho tiempo enviando mensajes de texto o hablando por el ordenador con amigos hasta altas horas de la madrugada.
También puede ocurrir que aunque traten de dormir temprano, alguna alteración del sueño les impida hacerlo.
Con el tiempo, las noches de sueño perdido pueden terminar en un déficit de sueño. Los adolescentes que tienen un déficit de sueño son incapaces de concentrarse, estudiar y trabajar con eficacia. También pueden experimentar problemas emocionales, como la depresión.
¿Qué sucede durante el sueño?
Mientras dormimos, nuestro cerebro pasan por cinco etapas del sueño. En conjunto, las etapas 1, 2, 3, 4, y el sueño REM (movimiento rápido del ojo) constituyen un ciclo de sueño. Un ciclo completo de sueño dura alrededor de 90 a 100 minutos. Así que durante una noche normal de sueño, una persona experimentará unos cuatro o cinco ciclos de sueño.
Las etapas 1 y 2 son períodos de sueño ligero de la que una persona se puede despertar fácilmente. Durante estas etapas, los movimientos oculares son lentos, el ritmo cardíaco y la respiración también se relentizan y la temperatura del cuerpo disminuye. Las etapas 3 y 4 son períodos de sueño profundo. Es más difícil despertar a una persona durante estas etapas, y cuando despierta, puede sentirse mareada y desorientada durante unos minutos. Las etapas 3 y 4 son los más refrescantes de las fases del sueño, es el tipo de sueño que anhelamos cuando estamos muy cansados.
La etapa final del ciclo del sueño se conoce como el sueño REM a causa de los movimientos rápidos del ojo que se producen durante esta etapa. Durante el sueño REM, la respiración se incrementa, el corazón late más rápido y los músculos de las extremidades no se mueven. Esta es la etapa del sueño durante la cual tenemos los sueños más vívidos.
Las investigaciones demuestran que los adolescentes necesitan unas 9 ó 10 horas de sueño por noche. Por lo tanto, un adolescente que se despierta para ir al colegio a las 6 de la mañana tendría que irse a la cama a las 9 de la noche para llegar a la marca de 9 horas. Los estudios han encontrado que muchos adolescentes tienen problemas para conciliar el sueño tan temprano. No es porque no quieran dormir, es porque sus cerebros, no están listos para la cama.
Durante la adolescencia, el ritmo circadiano del cuerpo (una especie de reloj biológico interno) se reajusta, lo que lleva a los adolescentes a dormirse más tarde por la noche y a levantarse más tarde por la mañana. Este cambio en el ritmo circadiano parece obedecer a que los adolescentes fabrican la hormona cerebral melatonina más tarde por la noche que los niños y los adultos, lo que hace que les resulte más difícil conciliar el sueño. A veces, este retraso en el ciclo de sueño-vigilia es tan marcado que afecta al funcionamiento diario de la persona. En tales casos, se conoce como síndrome de la fase de sueño retrasada.
No obstante, los cambios en el reloj interno del cuerpo no son la única razón por la que los adolescentes pierden horas de sueño. Muchas personas padecen insomnio, que es la dificultad para conciliar o mantener el sueño por la noche. La causa más frecuente del insomnio es el estrés. Pero hay muchos otros factores que pueden provocar insomnio, como las molestias corporales (por ejemplo, el hecho de tener la nariz tapada debido a un catarro o un dolor de cabeza), los problemas emocionales (como los problemas familiares o las dificultades en las relaciones de pareja) e incluso la incomodidad del entorno donde se duerme (un cuarto demasiado caluroso, demasiado frío o ruidoso).
Es bastante frecuente que la gente padezca insomnio de vez en cuando. Pero, si el insomnio persiste durante un mes o más sin alivio, los médicos suelen considerarlo crónico. El insomnio crónico puede estar provocado por diversos problemas, como afecciones médicas, problemas de salud mental, efectos secundarios de ciertos medicamentos o consumo de drogas. Las personas con insomnio crónico pueden recibir ayuda acudiendo a un médico, terapeuta o asesor psicológico.
Trastorno del movimiento periódico de las extremidades y síndrome de las piernas inquietas
Las personas que padecen el síndrome de las piernas inquietas tienen sensaciones físicas en las extremidades: una especie de cosquilleo, hormigueo, picor, ardor, escozor o calambres. La única forma de aliviar estas sensaciones consiste en mover las piernas o brazos para eliminar las molestias.
Los médicos pueden tratar ambos trastornos. En algunos casos, basta con corregir la deficiencia de hierro subyacente mediante suplementos, pero en otros casos es necesario tomar otro tipo de medicación.
Apnea obstructiva del sueño
Una persona que padece este trastorno del sueño deja de respirar temporalmente durante el sueño porque sus vías respiratorias se estrechan o se obstruyen.
Reflujo
Cuando alguien padece la enfermedad por reflujo gastroesofágico, los ácidos del estómago retroceden hacia el esófago, provocando una molesta sensación de ardor conocida como "acidez". Los síntomas de este trastorno suelen empeorar cuando la persona está acostada. Incluso aunque la persona no perciba la sensación de acidez mientras duerme, estas molestias pueden interferir en el ciclo del sueño.
Pesadillas
La mayoría de los adolescentes tiene pesadillas de vez en cuando. No obstante, las pesadillas frecuentes pueden interrumpir los patrones de sueño al despertar a la persona por la noche. Hay factores que pueden desencadenar un incremento de la frecuencia de las pesadillas, como ciertos medicamentos, las drogas y el alcohol. Paradójicamente, la falta de sueño también puede ser una causa.
Los desencadenantes más comunes del incremento de la frecuencia de las pesadillas son de carácter emocional, como el estrés o la ansiedad. Si las pesadillas están interfiriendo en tu sueño, es una buena idea que hables con uno de tus padres, tu médico, o un terapeuta.
Narcolepsia
Las personas que padecen narcolepsia suelen estar somnolientas durante el día y tienen "ataques" de sueño. Estos ataques les hacen quedarse dormidas de golpe, perder el control muscular o ver imágenes muy reales similares a las de los sueños al dormirse o despertarse. El sueño nocturno puede verse interrumpido, con frecuentes despertares a lo largo de la noche.
La narcolepsia puede ser problemática porque quienes la padecen se quedan dormidos sin previo aviso, lo que hace que algunas actividades, como conducir, resulten peligrosas. Unos patrones de sueño tan inusuales pueden afectar a la vida académica, laboral o social de la persona.
La narcolepsia no es frecuente en la adolescencia, aunque hay muchos casos que no se identifican ni se diagnostican como tales. Las personas suelen empezar a tener síntomas entre los diez y los veinticinco años, pero es posible que no reciban un diagnóstico adecuado hasta diez o quince años después. Los médicos suelen tratar la narcolepsia con medicamentos y cambios en el estilo de vida.
Sonambulismo
El sonambulismo es muy poco frecuente en la adolescencia, ya que la mayoría de casos de sonambulismo se dan en la infancia. El sonambulismo se da en las familias y tiende a ocurrir con más frecuencia cuando la persona está enferma, tiene fiebre, no duerme lo suficiente o está estresada.
Los sonámbulos suelen regresar a la cama por propia iniciativa y a menudo no recuerdan absolutamente nada del episodio. (El sonambulismo suele ocurrir durante el sueño más profundo, en las fases 3 y 4 del ciclo de sueño.) No obstante, a veces el sonámbulo necesitará ayuda para sortear obstáculos y volver a su cama. Es cierto que un sonámbulo puede asustarse si lo despiertan (aunque no sea perjudicial para él), de modo que intenta ayudar a un sonámbulo a volver a su cama con delicadeza.
Si crees que estás descansando lo suficiente por la noche pero te sientes cansado durante el día, es aconsejable que vayas al médico. El cansancio excesivo puede estar provocado por muchos tipos de problemas de salud, no solo por los trastornos del sueño.
Si el médico sospecha que sufres un problema del sueño, te estudiará la salud en general y los hábitos de sueño. Aparte de realizarte un examen físico, el médico te preguntará sobre tus antecedentes médicos, lo que recibe el nombre de anamnesis. La anamnesis incluirá preguntas sobre las preocupaciones o síntomas que puedas tener, las afecciones que hayas tenido en el pasado, los antecedentes médicos de tu familia, los medicamentos que estés tomando, las alergias que puedas padecer y otras cuestiones. Es posible que el médico también te solicite pruebas para saber si alguna afección, como la apnea obstructiva del sueño, puede estar interfiriendo en tu sueño.
Los distintos problemas del sueño se tratan de formas diferentes. Algunos trastornos pueden tratarse con medicamentos, mientras que otros se tratan con técnicas especiales o con otras prácticas que pueden ayudar a corregir el reloj interno de la persona.
Los médicos también animan a los adolescentes a adoptar cambios en el estilo de vida que favorecen unos buenos hábitos de sueño. Seguramente sabrás que la cafeína te ayuda a mantenerte despierto, pero muchos adolescentes no son conscientes de que los juegos de vídeo o ver la televisión antes de acostarse puede tener el mismo efecto.