Los síntomas típicos del sarampión aparecen una o dos semanas después de entrar en contacto con el virus.
Incluyen fatiga, malestar, fiebre, nariz que moquea, ojos llorosos y doloridos, garganta seca, tos, y diarrea. Pueden ir acompañados de convulsiones febriles, aunque rara vez son graves.
Cómo saber si se tiene sarampión
Transcurridos tres o cuatro días, aparece un grupo de puntos blancos diminutos sobre una base rojiza en el interior de las mejillas. El niño puede manifestar dolor de cabeza y fiebre, por lo general de 37,7 - 38,9 °C.
Algunos niños presentarán los ganglios linfáticos inflamados o padecerán sensibilidad a la luz. También es posible que aparezca una erupción rosa-marrón en la cabeza o en el cuello que después se extenderá por el tronco. En ocasiones, los puntos se extienden tanto que parecen sobresalir y producir grandes manchas rojas.
Alrededor del sexto día, la erupción comenzará a desaparecer. Los síntomas de un niño suelen desaparecer tras diez días; un adulto, en cambio, puede tardar hasta cuatro semanas en recuperarse.
Cómo tratar el sarampión
La fiebre se trata con reposo, muchos líquidos y paracetamol. Los antibióticos no sirven para tratar el sarampión, pero es posible que el médico recete algunos si existe unainfección bacteriana secundaria. Si el niño se queja de sensibilidad a la luz, mantenga su habitación a oscuras.
Cómo evitar el sarampión
El sarampión puede evitarse mediante la vacunación. Un brote de sarampión suele conferir inmunidad para toda la vida.
Complicaciones a causa del sarampión
Un caso de sarampión puede presentar complicaciones: bronquitis, otitis, conjuntivitis, diarrea, vómitos, dolor abdominal y, en raras ocasiones neumonía. Aproximadamente 1 de cada 1000 niños desarrolla encefalitis, una inflamación de las células del cerebro potencialmente mortal.
Manifestará dolor de cabeza y fotofobia (molestias y mucha sensibilidad a la luz), se mostrará apático y en ocasiones perderá la conciencia. Exige atención médica urgente.