En mi camino, a diario,
lo primero que me encuentro
es un arado canario
que me sirve de recuerdo.
Aunque siempre estás conmigo,
dentro de mi corazón,
este arado tan querido
sirve de despertador.
Al volver al mediodía,
cansado de trabajar,
recupero la alegría
cuando lo vuelvo a encontrar.
¡Gracias a los andarines
de Canarias y Segovia!
El monumento que hicisteis
me refresca la memoria
y me lleva hacia Las Palmas,
hasta que pueda volar,
de momento con el alma:
el cuerpo…¡Ya irá detrás!
José García Velázquez
Segovia, 31 de agosto de 2008