Recursos educativos - Lenguaje Primaria - Comprensión lectora
Recursos educativos - Fichas didácticas
Comprender las ideas principales de un texto.
Superado: con siete o más respuestas correctas.
Lee esta narración.
El precio del humo
Un día, un campesino fue a la ciudad a vender sus productos. De regreso a casa, entró en una posada a descansar un rato. Como era día de mercado, la posada se encontraba llena de gente.
- ¿Qué quieres comer? – le preguntó el posadero.
- Una hogaza de pan y un jarrillo de vino – respondió el campesino.
Mientras el posadero se alejaba, el campesino fijó sus ojos en una pieza que estaba asándose en la chimenea y que desprendía un olor delicioso. ¡Cuánto le gustaría tomar un poco de aquella carne! Pero… ¡a saber cuánto costaba!
Al cabo de un rato, el posadero regresó con el pan y el jarrillo de vino. El campesino empezó a comer sin poder apartar los ojos del asado…¡olía tan bien¡
De pronto tuvo una idea. Se levantó con el pan en la mano y se acercó al fuego. Colocó el pan sobre el humo que despedía el asado y esperó unos minutos. Cuando el pan se impregnó bien de aquel olor tan suculento, lo retiró del fuego y se dispuso a comer. Pero al ir a morderlo oyó una voz que le gritaba:
- Te crees muy listo, ¿verdad? Intentabas engañarme, pero tendrás que pagar lo que me has robado.
Los gritos del posadero despertaron la curiosidad de la gente. Las conversaciones se interrumpieron y todo el mundo miró hacia los dos hombres.
- Yo…yo no te he quitado nada. Te pagaré le pan y el vino –dijo el campesino.
- Si, claro… ¿y el humo, qué? ¿Acaso no piensas pagarlo?
El campesino, sin salir de su asombro, intentaba defenderse:
- El humo no vale nada, pensé que no te importaría…
- ¿Cómo que el humo no vale nada? Todo lo que hay en esta posada es mío. Y quien lo quiera, debe pagar por ello.
En ese momento, un noble que se encontraba comiendo en la posada con otros ilustres caballeros intervino en la discusión:
- ¡Cálmete posadero¡ ¿Cuánto pides por el humo?
- Me conformo con cuatro monedas- respondió satisfecho el posadero.
El pobre campesino exclamó preocupado:
-¡Cuatro monedas! Es todo lo que he ganado hoy.
Entonces el noble se acercó al campesino y le dijo algo en voz baja. El campesino abrió su bolsa y le dio sus cuatro monedas al caballero.
- Escucha, posadero – dijo el noble haciendo sonar en su mano las monedas – Ya estás pagado.
- ¿Cómo que ya estoy pagado? ¡Dadme las monedas!
“Clin, clin”, sonaban las monedas en la mano del noble.
- ¿Las monedas? – preguntó el noble - ¿Acaso se comió la carne el campesino? Él sólo cogió el humo. Pues para pagar el humo del asado bastará con el ruido de las monedas.
Y ante las risas de todos, el posadero no tuvo más remedio que volver a su trabajo y dejar marchar tranquilamente al campesino.
Responde a estas preguntas relacionadas con el cuento que has leído.
- ¿Quiénes son los protagonistas de la historia?
- ¿En qué lugar acontece la historia?
- ¿Qué pidió para comer el campesino?
- ¿Qué pretende el campesino al poner el panecillo junto al humo del asado?
- ¿Cuántas monedas le pedía el posadero por utilizar el humo?
- ¿Con qué le pagó el noble al posadero?
- ¿Te parece justo el pago?
- ¿Crees que es válido aprovecharse de las personas sencillas en situaciones como la de la historia?
- ¿Qué hubieras hecho tú en lugar del posadero?
- Crees que la solución es ingeniosa? ¿ Por qué?