Recursos educativos - Cuentos tradicionales - La bella durmiente
Versión libre de Edgardo Ariel Epherra
Esta es la historia de una reina y un rey que vivían en un palacio rodeado de jardines, con una hija recién nacida. Los reyes organizaban la ceremonia para bautizar a su princesita e invitaron a las siete hadas que vivían en el reino.
Una de las hadas se había cambiado de cas sin avisar y la invitación que le pasaron por debajo de la puerta no llegó a sus manos.
El día del bautizo, seis hadas rodearon la cuna de la princesa bebé, y por turno, cada una de ellas quiso otorgarle un don: "serás la joven más buena", "serás la más inteligente", "serás la más hermosa...". Así se lo iban anunciando para alegría de todos. Cuando el hada número seis termino de hablar, la septima entró en el palacio, furiosa porque no había recibido la invitación, y dijo su conjuro:
-¡Al cumplir quince años, princesa, te pincharás un dedo y dormirás un sueño eterno, del cual solo podra despertarte el beso del príncipe que consiga atravesar estos jardines! ¡Y ese mismo sueño dormirán la reina, el rey y los sirvientes, por haberme ignorado!
El día del decimoquinto cumpleaños de la princesa no quedaba en palacio una sola aguja, ni alfileres, ni husos, ni uñas ni bigotes de gato de damas que pudiesen pinchar a la joven.
Pero entre los regalos que llegaron había una muñeca de grandes ojos. Al acariciarla, la princesa se hirió con una de sus diminutas pestañas y cayó como muerta en ese mismo momento. Lo mismo les sucedió a todos los habitantes del palacio. El hada maligna, que había enviado la muñeca, ahuyentó con su magia a todos los príncipes de reinos vecinos, para que no hubiera quien rescatase del sueño a la joven, y convirtió los jardines del palacio en un bosque impenetrable para desalentar a cualquier viajero.
Con el paso del tiempo, el hada se mudó a otro reino bastante alejado, para perder de vista lo que había hecho. Allí formó una familia: el rey de esas tierras la tomó por esposa, la convirtió en reina y tuvieron un hijo, que era un joven algo malcriado y perezoso, aunque muy buen jinete. Un día, este príncipe salió a cabalgar y traspasó el límite de sus tierras. Persiguiendo a una fiera, llegó cerca del palacio de la Bella Durmiente y entró en el bosque lleno de malezas y alimañas que lo rodeaba. El muchacho no encontró a la fiera, pero si llegóa al palacio. Una vez dentro se encontró a la princesa tirada en el suelo. Su hermosura lo cautivó de tal forma que se arrodilló a su lado y la besó. Entonces, ella despertó del sueño y se enamoraron.
El rey, la reina y los sirvientes del palacio ya empezaban a moverse. Todos se abrazaron como si hubieran vuelto de un largo viaje, besaron a la princesa y dieron la bienvenida al príncipe. Como sentían que habían perdido mucho tiempo, comenzaron a organizar la mejor boda del reino, e invitaron a gente del lugar y de tierras vecinas, y a los padres del novio, ¿cómo no? Al saber que su hijo, el príncipe, iba a casarse con la Bella Durmiente, el hada comprobó que el amor al fin corregía los males provocados por el odio y sintió un gran alivio en su corazón.