Recursos educativos - Cuentos sobre la familia
Lo que dijo toda la Familia - Hans Christian Andersen
¿Qué dijo toda la familia?
Veamos primero lo que dijo María.
Era su cumpleaños, el día más hermoso de todos, según ella. Llevaba su mejor vestido, regalo de la abuelita, que lo había hecho con sus propias manos. La mesa de la habitación de María estaba llena de regalos: libros, juguetes y una muñeca que decía "¡Ay!" cuando se le apretaba la barriga. A María le encantaba celebrar su cumpleaños.
-¡Qué bonito es vivir!- dijo. Y el padrino añadió que la vida era el más bello cuento de hadas.
En la habitación de al lado estaban sus hermanos, dos niños de nueve y once años respectivamente. Pensaban también que la vida era muy hermosa, aunque quizá la imaginaban de forma distinta que María. Uno de los muchachos tenía una preocupación: que todo estuviera ya descubierto cuando fuera mayor; quería ir en busca de aventuras, como en los cuentos.
-La vida es el más hermoso cuento de hadas- había dicho el padrino-, y uno interviene en él personalmente.
En el piso de arriba vivía otra rama de la familia, también con hijos pero ya mayores. Uno de ellos tenía diecisiete años, el otro veinte y el tercero era muy viejo, según decía María, pues ya había cumplido los veintiocho.
El padre y la madre, los dos de edad avanzada, decían con una sonrisa en los labios, en los ojos y el corazón:
-Qué jóvenes son los jóvenes! En el mundo no todo marcha como ellos creen, pero marcha. La vida es un cuento extraño y magnífico.
Arriba, en la buhardilla, vivía el padrino. Era viejo, pero tenía el corazón joven; siempre estaba de buen humor y contaba unas historias muy bonitas y muy largas. Siempre olía allí a flores, incluso en invierno, y en la chimenea ardía un gran fuego.
Los ojos del padrino brillaban de alegría.
-A medida que uno se vuelve viejo- le decía a María-, ve mejor la felicidad y la desgracia, ve que la vida es el más hermoso cuento de hadas.
El padrino tenía razón. Y también tenían razón los demás miembros de la familia. Cada uno ve la vida desde su prisma personal, y este depende mucho de la edad. Por eso una familia es también una escuela de vida, el lugar donde pueden compararse los diferentes puntos de vista de personas de muy distintas edades. Cada etapa tiene su belleza, y -del mismo modo que la primavera es más alegre porque existe el invierno-, la juventud y la niñez destacan allí donde conviven con la plenitud de la madurez y el sosiego de los viejos.