Había una mamá coneja que tenía muchos conejitos. Todos eran muy blancos. Y también, como todos los niños eran muy juguetones y un poquito locos. Así que siempre estaban jugando por el campo.
Pero un día todo el paisaje apareció también blanco. ¡Había nevado! Y la mamá coneja, cuando fue a buscar a sus pequeños no los podía encontrar porque como eran blancos, se confundían con la nieve.
Entonces fue a buscar pinturas y pintó a sus conejitos de todos colores. ¡Ahora sí podía verlos fácilmente jugando en la nieve blanca!
Todo anduvo bien hasta que un día, al mirar al campo, no pudo encontrar nuevamente a sus conejitos queridos. ¡Había llegado la primavera con todo su esplendoroso colorido! Entonces llamó a sus niños y uno a uno los lavó y los volvió a dejar de su color natural, el blanco.
Ahora los podía observar tranquilamente como corrían por el florido campo. Estaba muy feliz.
Hasta que un día, pasado el tiempo... ¡volvió a nevar!... y este cuento vuelve a comenzar..
Escrito por: Francisco Rojas de Peñaflor
Este cuento nos lo envió florazul