Actividades para trabajar el cuerpo humano, los sentidos y el aseo.
El espejo
El niño está acostumbrado a verse reflejado en diversos objetos (escaparates, espejos...) donde obtiene una imagen de sí mismo. El sitio donde comúnmente obtiene esta información es el espejo y es en él donde va a ir configurando la propia imagen del cuerpo, diferenciando el «yo» del resto del mundo. Todo esto marca el nacimiento de la propia identidad.
El cuerpo cambia constantemente y gracias al espejo podemos apreciar esos cambios. También es a través del propio espejo donde se pueden observar las diferencias entre el «yo» y «el otro», la relación que mantiene el propio cuerpo con el medio que le rodea y los objetos, e incluso la relación con los demás.
Es interesante transmitir a los niños y niñas que el espejo tiene la propiedad de reflejar en sí mismo lo que se coloca delante de él. (Se compone de un cristal tratado con azogue por una de las partes.)
Los espejos pueden ser de diferentes formas y tamaños, y según se haya distribuido el azogue pueden distorsionar las imágenes de una manera u otra. También un espejo roto distorsiona la imagen.
Todos los niños y niñas de esta edad han tenido ya contacto con el espejo y conocen y distinguen su imagen reflejada en él entre otras muchas. Apoyarse en este conocimiento previo será beneficioso para que el niño se introduzca en las actividades propuestas y se sienta seguro y confiado. Todo esto facilitará su aprendizaje.
Actividades
Dialogar sobre los sitios más comunes en los que se encuentran espejos y cuál es su utilidad: en el cuarto de baño, en las habitaciones, en las entradas de las casas, en las tiendas, etc. Comentar también cuáles son sus formas y tamaños según el uso o lugar donde se encuentren.
Destacar la importancia del uso del espejo para determinadas actividades, como, por ejemplo, el aseo. Para ello, ofrecer peines a los niños; invitarles a que se peinen sin mirarse al espejo; después, pedirles que se miren en el mismo y vean si el resultado ha sido o no satisfactorio. Volver a repetir la actividad pero esta vez mirándose en el espejo. Comparar los resultados.
Pedir a los niños y niñas que se dirijan de uno en uno al espejo y se miren en él. Ir nombrando en alto las partes del cuerpo que se ven reflejadas y su utilidad a la vez que se van moviendo.
Poner distintas posturas habituales (sentado, de pie, tumbado, en cuclillas…) delante del espejo.
Poner posturas diferentes y poco usuales delante del espejo.
Colocarse por parejas delante de un espejo para que, al mirarse, se describan y digan en alto las diferencias físicas que existen entre ellos.
Proponer a los niños que se sitúen lejos del espejo y se observen. Preguntarles cómo se ven, grandes o pequeños (en este caso pequeños). Después, pedirles que se sitúen cerca y preguntar de nuevo cómo se ven (en este caso grandes).
Pedir a cada niño que traiga una foto suya de cuando era más pequeño; mirarse al espejo y decir las diferencias que hay entre el «yo» de la foto y el «yo» del espejo.
Mirarse al espejo y nombrar las partes del cuerpo que son grandes (las piernas, la cabeza, los brazos...) y las que son pequeñas (los ojos, las orejas, los dedos...).
Colocar un objeto frente al espejo mientras un niño o niña se sitúa en distintas posiciones con respecto a él (delante, detrás, a un lado, a otro, encima, debajo, etc.).
Vestirse y desvestirse distintas partes del cuerpo frente al espejo.
Llevar a clase algún espejo de bolso con lentes de aumento. Dejar a los niños y niñas que se observen en él. Comentar si parecen más «gorditos» o más «delgados», si se ven mejor...
Colocarse todo el grupo ante el espejo. Comprobar si se ve o no reflejada la imagen de todos. Ir progresivamente saliéndose del grupo hasta que se puedan ver todos reflejados.
Comprobar que cuanto más grande es el espejo más «imágenes» se pueden ver reflejadas en él.
Taller de teatro.
Situarse delante del espejo y poner caras que expresen distintos sentimientos (cara de pena, de enfado, de susto...). Hablar sobre esos sentimientos, qué cosas los producen, de qué otras formas los manifestamos...
Proponer a los niños y niñas que elijan el «sentimiento»que quieren expresar; agruparlos según éstos y dejar que actúen libremente.
Taller de inventos.
Confeccionar un espejo con materiales que se parezcan al cristal; por ejemplo, con papel de aluminio.
Otras ideas
Visitar, si es posible, la casa de los espejos de un parque de atracciones.
Salir al patio un día soleado y colocar un espejo frente a los rayos del sol; observar el punto de luz que se refleja en el suelo o en la pared. Jugar a perseguirlo.